martes, 21 de diciembre de 2010

Martes - 2:55 pm


Para los recuerdos es demasiado tarde, ahora ya no les quiero, no sé si los quise. Los abandoné. Ya no guardo en mi mente el perfume de su piel ni en mis ojos el color de sus ojos. Ya no me acuerdo de la voz, salvo a veces la de la dulzura con la fatiga de la noche. Ya no oigo la risa, ni la risa ni los gritos. Se acabó, ya no la recuerdo. Por eso ahora escribo tan fácilmente sobre ella, tan largo, tan tendido, se ha convertido en escritura corriente.

No hay comentarios: